DECLAMACIÓN DE LOS POEMAS DE CONCHITA
> Presentación y poema "Jesús al Alma que lloora"
Francisco Tejerizo CSsR
> El Buen Pastor y la oveja.
Juan Aranda e Isabel
> Lo quie quiero y lo que NO quiero
Modesto Tapia y Maruja
> María junto a la cuna.
Elena Soto y Ana Martíne
> Al Niño Jesús
Loly Hernánde
> A mi amado papá
Antonio Mezcua
POESÍAS DE LA SIERVA DE DIOS CONCHITA BARRECHEGUREN
JESÚS AL ALMA QUE LLORA (Paco Tejerizo)
Ven a mi, ¡oh alma que sufres!;
ven a mi y te aliviaré;
confíame tus tristezas,
que yo te consolaré.
Cuando te sientas sin fuerzas
y la cruz casi te espante,
mírame a mí, que con ella
sigo el camino adelante.
Si me ves en este estado,
siendo tu Dios y Señor,
te sentirás con más fuerza
y recobrarás valor.
Te he dejado mis pisadas
señaladas en el suelo
para que siguiéndolas
puedas llegar hasta el cielo.
No lo dudes alma mía,
para llegar hasta allí,
es necesario que sufras
y que me imites a mi.
Si quieres, pues, demostrarme
que me tienes mucho amor,
es preciso que antes pases
por las pruebas del dolor.
¿Murmuras, alma mía?
¿Te quejarás de tu cruz?
¿No la quieres? ¿La rehusas?
¿Aunque te la de Jesús?
Yo no te quito la cruz
porque tienes que ir al cielo,
pero no te dejaré
sin alivio y sin consuelo.
Y cuando mueras verás
qué gloria te está esperando
y allí por siempre jamás
feliz estarás gozando.
Alli ya se terminaron
las tristezas y dolores
y serás recompensada
con mis divinos amores.
Por eso siempre que sufras
ven a mi y te aliviaré;
confíame tus tristezas,
que yo te consolaré.
POESÍAS DE LA SIERVA DE DIOS CONCHITA BARRECHEGUREN
EL BUEN PASTOR Y LA OVEJA (Juan Aranda e Isabel)
Voz del Pastor
Conozco a mis ovejitas
como todo buen pastor
y ellas también me conocen
como a su Padre y Señor.
Si alguna vez una de ellas
el redil ha abandonado
no descanso ni sosiego
hasta que vuelve a mi lado.
La busco con grande afán
por los valles y montañas
cual un padre que perdiera
al hijo de sus entrañas.
Y cuando ya fatigado
la encuentro por mi camino
con grande gozo la pongo
sobre mis hombros divinos.
Y le curo las heridas
que las espinas le han hecho,
y la coloco en mis brazos
como en dulcísimo lecho.
Y cuando así reclinada
la veo ya descansar,
con cariño y con dulzura
le llego así a preguntar:
No te vayas, ovejita,
no te vayas de mi lado,
¿verdad que no volverás
a caer en el pecado?
Mira que te quiero mucho,
y si lo hicieras así
más tormento sentiría
que en el Huerto sufrí.
Voz de la oveja
¡Oh Jesús, amado mío!
¡Oh mi divino Señor!
¡Qué cosa tan dulce es
el tenerte por pastor!
Por mí siempre estás velando,
como tu querida oveja,
y tu bondad paternal
el peligro de mí aleja.
Cuando alguna vez ingrata
desoigo tu voz divina,
tu dulce silbo me llama
y tu gracia me ilumina.
Y siempre que me he enredado
entre zarzales y espinas,
¿quién de ellas me ha sacado
sino tus manos divinas?
Si el enemigo infernal
pretende hacerme algún daño,
que no pueda contra mi
`porque soy de tu rebaño.
Y así nunca temeré
ni a los lobos ni a las fieras,
pues nada podrán conmigo
como tú, Señor, no quieras.
POESÍAS DE LA SIERVA DE DIOS CONCHITA BARRECHEGUREN
LO QUE QUIERO Y LO QUE NO QUIERO (Modesto y Maruja)
Voz del alma
No deseo, Dios mío, las riquezas,
ni tampoco la salud, si no os agrada,
ni gozar de placeres y grandezas,
ni ser de los hombres estimada.
No quiero, Señor, desperdiciar el tiempo,
en las cosas engañosas de este mundo,
ni dirigirles siquiera el pensamiento;
sino dejarlas en el olvido más profundo.
Yo no quiero, Jesús, dichas fugaces,
que pasan como el rayo en un momento;
no quiero, Señor, placeres mundanales,
que sólo dejan cruel remordimiento.
No quiero goces, que de Ti me alejen,
ni busco alegrías que de Ti me aparten,
ni quiero cosa alguna que me prive
del placer de servirte y alabarte.
Yo no quiero servir a Dios y al mundo,
ni compartir con ellos mis amores;
pues que Jesús ha dicho en su Evangelio:
"Nadie puede servir a dos señores".
Entonces, ¿qué es lo que quiero?
¿qué puedo yo desear?
Pues, escucha, Jesús mío, que te lo voy a contar:
Quiero ser muy pura, quiero ser un Ángel,
quiero ser humilde, cual lo fue tu Madre.
Quiero ser modesta, quiero ser callada,
quiero ser sufrida, sin quejarme nada.
Quiero, Jesús mío, tus penas, tus llagas,
que me tengas siempre en tu cruz clavada.
Quiero amarte mucho, con toda mi alma,
descansar contigo en tranquila calma.
Quiero vivir siempre del mundo olvidada,
quiero ser, Dios mío, sólo de Ti amada
Voz de JESÚS
¿Quieres, hija mía, cruces y sufrir?
Pues aquí las traigo sólo para ti.
Sentirás tristezas, sufrirás dolores,
tendrás en tu vida grandes sinsabores.
Mas, hija, no temas, que estoy a tu lado,
acuérdate siempre, de que soy tu Amado.
¿Qué podrás temer, si Yo estoy contigo,
si soy para ti tu más fiel Amigo?
No le tengas miedo ni a la misma muerte,
porque aquí estoy Yo, para defenderte.
¡
POESÍAS DE LA SIERVA DE DIOS CONCHITA BARRECHEGUREN
4. MARÍA JUNTO A LA CUNA (Elena y Ana)
Muy juntito a Jesús
María está trabajando
y mientras sus dedos hilan
su corazón le está amando.
De vez en cuando sus ojos
se fijan en la cunita
desde donde el tierno Niño
le tiende sus manecitas.
¿No le ves cómo sonríe
a su madre idolatrada?
¡Veíala tan hermosa,
tan pura e inmaculada!
Si quieres que en tí Jesús
fije también su mirada
no quieras por el pecado
tener el alma manchada.
Y si imitas siempre bien
la conducta de María
con tus obras y trabajos
el Niño se alegraría.
Vive siempre con María
al lado del buen Jesús
y sigue siempre sus huellas
abrazada con su Cruz..
¡
POESÍAS DE LA SIERVA DE DIOS CONCHITA BARRECHEGUREN
5. AL NIÑO JESÚS (loly)
¡Oh Jesús tiernecito,
Divino Infante,
vengo a ti a consagrarme
desde este instante.
Y quiero regalarte,
querido Niño,
mi corazón, mi vida
y mi cariño.
Veo que tienes frio
y que tiritas
y que tienes heladas
las manecitas.
Veo que estás llorando
con mucha pena
¿Quieres, Niñito mío,
que te haga “nena”?
Callad, callad, no hagáis ruido,
que Jesús va a descansar;
tened mucho cuidadito
no se vaya a despertar.
¿Y por qué, Jesús mio,
padeces tanto?
Dime cuál es la causa
de tu quebranto.
¿Por qué veo correr
por tus mejillas
tristes y silenciosas
las lagrimillas?
Más ya sé, Niño, la causa
de tu tristeza:
es que estabas pensando
en mi tibieza.
Me veías tan fría
en tu servicio
que para ti era esto
un gran suplicio.
Pues ya no llores
ni tengas pena,
porque yo te prometo
que seré buena.
Y para llevarte
algún calor,
te entrego para siempre
todo mi amor.
¡
POESÍAS DE LA SIERVA DE DIOS CONCHITA BARRECHEGUREN
6. A MI AMADO PAPÁ, (Antonio Mezcua)
SU HIJITA ENFERMICA QUE MUCHO LE QUIERE
Cama, 2 Abril 1927
¿Qué le voy a regalar
a mi papico en su día
que le pudiera llenar
de un poquito de alegría?
Por más que busco y rebusco
nada he podido encontrar,
porque ahora no sirvo yo
na más que pa marear.
Sólo le puedo ofrecer
malos ratos y dolores,
muchísimos sufrimientos
y también sinsabores.
Sin embargo es lo mejor
que le puedo regalar,
porque es lo que Jesucristo
suele a sus amigos dar.
Por eso, ya no me apuro,
ni tengo por qué temer,
porque es de lo más hermoso
que le puedo yo ofrecer.
Además le voy a dar
a mi querido papico,
muchos abrazos muy fuertes
y un apretado besico.