Publicadas en la web realizada en el 2002, siendo postulador el P.Riesco (DEP)
del libro "HISTORIA DE OTRA ALMA"
CONTENIDOS
CAMINO DE LOS ALTARES: Escritos y Biografías
1. Introducción
Se nos han pedido unas letras que sirvan de guión a la casi cinta cinematográfica de la vida de Conchita Barrecheguren, que se desarrolla ante el espectador en los cuadros de esta edición gráfica de Historia de otra alma; que con tanto acierto ha preparado la Editorial El Perpetuo Socorro. Muy gustosos hemos accedido a tan legítimo deseo.
Las líneas que siguenaspiran a ser un cuadro más, si quieres el cuadro número 1, en la serie de cincuenta que vas a ojear: u n cuadro que en colores de palabras te ofrezca por sí .solo y de conjunto las tonalidades que los demás te darán por separado y en líneas fotográficas.
Precisamente en este aspecto la vida de Conchita es sobremanera rica: No será fácil encontrar santo o siervo de Dios alguno del que poseamos tan copiosa información gráfica. Y de antemano que no se vaya a atribuir a vanidad pueril o presunción femenina de Conchita esta abundancia de fotografías: Casi todas están hechas por su padre, don Francisco Barrecheguren, que puso en ellas todo su gusto de artista armonizado con el cariño de padre; muchas están tomadas en días o circunstancias en que Conchita no podía querer o dejar de querer; y otras están hechas con positivo disgusto de la niña que decía en son de humilde queja: "Papá, ¿por qué me retratas tanto Déjame? no me retrates más... ¿Presentía el padre, con la intuición propia del amor, lo que esas fotografías habían de alegrar un dia los ojos y el corazón de los devotos de su hija ? Sea de ello lo que fuere, lo cierto es que a ese amor paternal debemos en su mayoría estas fotografías.
Flor de un día.
La vida de María de la Concepción del Perpetuo Socorro, vulgarmente conocida con el nombre contracto de Conchita Barrecheguren, es la vida de una flor.
Flor que se abre en el dolor del cáliz que se rompe, flor cuyos pétalos exhalan suave aroma bajo el dolor de los rayos del sol que la queman; flor que muere de dolor...
En breves líneas, lector amable, voy a leerte las horas de esa ñor para que te recrees luego en el aroma que dejará en tu alma la semblanza de su fisonomía espiritual, a la manera que la azucena deja embalsamado el aire que la acaricia.
Nacimiento.
Nace Conchita Barrecheguren García en la ciudad de Granada, el día 27 -de noviembre de 1905. Trae sangre vascocatalana por su padre don Francisco Barrecheguren Montagut, y andaluza por su madre doña Concha García Calvo. Esa mezcla de sangre había quizá de influir en el carácter grave y a la vez alegre que se admira en toda la historia de Conchita.
Los recios golpes de la tribulación, que no se hacen esperar, van forjando el temple de aquella alma hecha para cosas grandes.
Primeros años.
A los 19 meses, una enterocolitis pone en inminente peligro la vida de Conchita; la intervención de la que es "salud de los enfermos" ahuyenta el peligro. El hogar cristiano, en que se desenvuelven los días de Conchita, se convierte en escuela y en ella va aprendiendo, bajo la dirección de su padre, que se ha constituido maestro, la doctrina cristiana y las primeras letras, y sucesivamente se van añadiendo nociones de ciencias físicas y exactas, de historia sagrada y profana, de historia natural y demás elementos de cultura, en los que hace notables progresos como fácilmente se echa de ver por sus escritos.
Con las enseñanzas de su madre y de una profesora, aprende la costura y labores propias de una mujer. Para las lecciones de piano se llama a una profesora, la señorita Carmen Santolalla.
El año de 1912, la niña no ha cumplido todavía los siete, se señala en la vida de Conchita por la recepción de tres sacramentos: El 3 de mayo en el colegio del Sagrado Corazón es confirmada por el excelentísimo señor doctor, don José Meseguer y Costa, arzobispo de Granada. El 12 de junio hace su primera confesión con el padre Ortí, S. J., en la iglesia del Sagrado Corazón. "¡Qué limpica estoy!, ¡quélÍmpica estoy!", ex-clama después de su confesión, hablando con su padre. De la tarde de su primera confesión parece ser este plieguecito de papel, escrito a lápiz y en una ortografía rudimentaria, según pueden ver los visitantes del "carmen" de Conchita: "A mí me va a perdonar
El Señor esta tarde, y yo me arrepiento de todos mis pecados. ¿Por qué le ofendo al Señor? Yo quiero al Señor más que a nadie, y yo no quiero pecar más, no. Conchita. "Padre mío, hazme una santa, Conchita de Jesús. Jesús mío, cuántas espinas llevas, pero no llores, que yo estoy para enjugarte las lágrimas' no llores. Conchita de Jesús. Jesús, qué a gusto se estará contigo; es verdad. Yo quisiera ser monja para que demonio no se ría de mí; que se tire de los pelos y el Señor sí se ríe. Jesús, Jesús del alma, ¿me perdonas? Perdóname que yo me arrepiento. Conchita de Jesús.
Jesús, vengan espinas, vengan cruces, vengan. Conchita de Jesús
El primer encuentro con Jesús.
Con tanto arrepentimiento y quebranto de aquel corazón, ya podía Jesús estar dispuesto a hospedarse en aquella alma inocente. Por fin, un mes después de cumplir los siete años, en la Nochebuena de aquel 1912, Jesús, para compensarse del frío y dureza de las pajas, va a recibir el calor de aquel corazoncito que tanto le desea. El encuentro de aquellos dos amo- res tiene lugar en la iglesia del Sagrado Corazón de los PP. Jesuítas. Desde aquel primer beso, el corazón de Conchita queda herido de amor y en adelante su mayor placer, placer necesario, será repetir a diario y a pesar de todos los obstáculos, el beso ardiente de la Comunión.
Los escrúpulos.
El mayor de esos obstáculos a la cuotidiana recepción de la Eucaristía va a ser uno nada frecuente en los niños: los escrúpulos: cruz harto pesada para al-mas de constitución espiritual vigorosa, da con todo su peso contra el alma de Conchita cuando anda- por los diez anos. Cuánto debió atormentarle esta cruz, lo dará a entender en el ocaso de su vida: "De todas las penas de mi vida, éstas han sido las mayores, por- que en las demás se tiene a Dios; en éstas, no." La obediencia al director espiritual, que con ocasión de esta tribulación comienza a serlo el R. P. Ruiz Abad, Redentorista, pone fin a la prueba, aunque ésta habrá de repetirse andando el tiempo otras muchas veces.
Mal genio.
No se vaya a creer que Conchita nace santa, como se suele afirmar de muchos santos, con no poca mengua de la verdad en algunos casos y con ningún provecho para los que nos sentimos hijos de Eva pecadora. Conchita tiene un genio vivo que —como ella dirle no haberle dado Dios unos padres que sabían educar ^¿qué hubiera sido de mí?... ¡Porque tengo un genio!" Y aquellas salidas de genio le valen en más de una ocasión cocas y encerronas en cuarto oscuro. En su afición por los juguetes, muñecas y casicas, en nada se diferencia de las demás niñas de Granada y del mundo entero. Tiene, sin embargo, algunos juegos que no dejan de llamar la atención en una niña: tal por ejemplo, el afán de decir misa, de predicar y de confesar; todavía se conservan la silla que le servía de pulpito, las vestiduras sagradas con todos los enseres propios de la misa y el armario de cocina donde se constituía en confesora de sus muñecas...
Cronista precoz.
Otra de las cosas precoces en una niña (sin que queramos caer en la puerilidad de llamarla niña prodigio), es el gusto, fidelidad y arte en escribir sus no- tas de obsequios a la Santísima Virgen, mortificaciones y, sobre todo, sus crónicas de viajes que comenzaron cuando no contaba más de doce años.
Vocación al sufrimiento.
Todo hombre que viene a este mundo trae asigna- do el papel que debe desempeñar: es la vocación que Dios le ha señalado, que se va revelando como y cuando Él quiere. Conchita tiene también claramente definida su vocación: ha deseado ser Religiosa, lo ha deseado desde muy niña;, Ha querido ser apóstol en el sentido que por equivocación se suele entender el apostolado... Pero Dios no la llama por ese camino: "Dios da las vocaciones y la mía es sufrir. Seguiré así hasta que muera." Ya está dicho todo... La vocación de Conchita es el sufrimiento.
Tras de la cruz pesada de la noche del espíritu, de los escrúpulos que agobian los hombros de la niña,viene ahora la cruz del cuerpo: la enfermedad. Son doce años los que tiene cuando comienza a quejarse del estómago... idas y venidas a especialistas. El doctor Moreno Zancudo le diagnostica "inflamación intestinal, la cosa no es de gravedad; pero no tendrá usted un día bueno". Al fin de su vida Conchita confirma, sin pensarlo sin duda, el augurio del doctor: "hace siete años que no tengo un día bueno. ¡ Qué bien se es- tara en el cielo!"
Alegre y humorista.
Sin embargo, ella que no tiene un día bueno sabe proporcionarlos buenÍsÍmos a los que le rodean. Porque Conchita es de un corazón alegre y jovial, aunque vaya cimentado en una gran seriedad; es el substrato,el cimiento sólido sobre el que se levanta el edificio airoso de su serena alegría.
Toma parte con entusiasmo en las fiestas familiares que se organizan en casa; canta —su voz es dulce—, canta en las funciones religiosas. Para probarsu alegría y buen humor bastaría leer sus cartas rimadas de Reyes, de felicitación de fiestas de sus padres,y, sobre todo, la serie de cartas humoristas sobre ciertas costumbres de la "buena sociedad..." En éstas hay un derroche de buen humor, de conocimiento de la sociedad, de ironía que admira a quien las lee y casi las creería firmadas por cualquiera de los escritores famosos humoristas, flageladores de las costumbres modernas. Y, sin embargo, son cartas escritas por una niña que no ha pasado de los catorce años y dos meses.
De viaje.
El régimen impuesto por los médicos para atender a la salud de la enferma exige muchas temporadas de baños y viajes distraidos ; a éstos añaden la piedad de sus padres otros viajes piadosos: Visita Zújar y Lanjarón, Ontaneda y Santander, en temporada de baños; Málaga, Sevilla, Madrid, Zaragoza, San Sebastián, y sobre todo Limpias, Lourdes y Lisieux, son otros tantos lugares visitados por la sicrva de Dios; algunos en plan de recreo y distracción prescritos por el facultativo, y todos ellos convertidos por ella en piadosas peregrinaciones, acompañada siempre de sus padres y sin que se verifique en ella el dicho de la "Imitación" ; "Los que mucho peregrinan rara vez se santifican."
De todos estos viajes nos ha dejado sabrosas crónicas, principalmente de Limpias, Lourdes y LÍSÍCUX. Pocas veces quedan sin consignar la misa, la comunión y el rosario, junto con las visitas y comuniones espirituales en los Sagrarios que encuentra a su paso.
La niña se divierte...
Las diversiones de Conchita joven, son las mismas de Conchita niña: juega con alfileres, se entretiene en coleccionar estampas de Santos, en leer revistas y libros piadosos, en hacer escapularios, en escribir sus impresiones y salir de paseo con su papá. Esto último, hace que muchos la conozcan por "la niña esa que va siempre con su papá". El cine no lo conoce, y al teatro solamente asiste cuatro veces: dos de ellas a la obligada función granadina "La toma de Granada", y las otras dos veces accediendo a insistentes ruegos y con la seguridad plena de que las representaciones son de moralidad absoluta; y aun asi, al volver de una de estas representaciones, dice:
"Cada vez me convenzo más de que no me gustan las diversiones; no me gusta el mundo nada, nada."
Al baile, la locura de muchas niñas qae quieren pasar por piadosas, no va nunca Conchita; solamente una vez baila en su casa y con un primo suyo, Y lee.
Podemos decir que hay una diversión o mejor distracción por la eme Conchita se apasiona: son los libros ; pero su biblioteca se compone únicamente de libros piadosos: Vidas de Santos, tratados de ascética, devocionarios, etc. "Nunca he podido leer una novela; no puedo leer más libros que los que me hablan de Dios."
Llevando almas a Dios.
Otra pasión de Conchita es la de llevar muchas almas a Dios y hacerle conocer del orbe entero. Como su delicada salud no le permite salir por el mundo, establece un frente de apostolado en su misma casa, procurando conquistar para Dios las almas de las muchachas, y además da su nombre a la "Unión de Señoritas Auxiliadoras de las Misiones", a los "Talleres de Santa Rita", al "Ropero de las Conferencias de San Vicente" y a las "Escuelas Dominicales".
Aprovechando el tiempo.
Es curioso y creo será aleccionador trasladar aquí el horario que para su vida se propone: "A las 7, levantarme; 7,15, oraciones de la mañana; 7,30, maitines y laudes; 8, preparación para comulgar; 8,30, misa; 9,30, desayuno; 10, limpieza o estudiar; n, horas menores; 11,15, examen particular; 11,30, estudio intelectual; 12, peinarme; 12,30, meditación; y comida; 2, descanso; 3, vísperas y completas; 3,15, via crucis; 3,30, si no salgo, estudiar el piano o coser;4, calle, o si no, estudiar; 5, calle, o si no, esLudiar; 6, rezar el Rosario; 7, coser o estudiar; 8, cena; g, coser o lectura espiritual; 10, examen y oraciones de la noche; 10,30, acostarme."
Esta laboriosidad metódica que revela el horario transcrito, no debe ser únicamente de su Juventud. pues que antes de cumplir los siete años, Conchita recibe de su papá un libro como "premio de haber terminado de aprender toda la doctrina cristiana.5 de junio de 1912,"
Formación alfonsiana.
Formada Conchita en la escuela ascética alfonsiana bajo la dirección espiritual de varios Padres Redentoristas, desde los diez años, sabe apropiarse y asimilarse maravillosamente las enseñanzas del Doctor celosísimo. No creo sea exageración el decir que es un fruto sazonado y maduro de la escuela alfonsiana Para probarlo bastará examinar ligeramente las características de la espiritualidad alfonsiana o rendentorista y cotejarlas luego con las líneas que siguen.
Piedad sólida.
Su piedad es sólida y nada acaramelada; piedad sustancial y sentida; piedad que tiene por lema el de Santa Teresa "obras, obras". Piedad que si a veces usa de diminutivos (no tanto como su modelo y Santa predilecta, Teresa del Niño Jesús), no por eso es diminuta y afeminada, sino grande y varonil. La piedad, la santidad de Conchita, no es otra que la que busca en todo y por todo conformarse con la voluntad de Dios. Por eso, nada más opuesto al espíritu de Conchita que el hacer de su vida una historia insulsa o de flores de papel, abusando de diminutivos pueriles que achican la grandeza sobrenatural de su alma. .
«Mi fortaleza, la Eucaristía»
Conchita es una enamorada de Jesucristo. Casino sabe uno en cuál de sus misterios la cautiva más la persona de Jesús: La comunión es una necesidad:
"Papá..., ¿no sabes que no puedo pasar un día sin comulgar?..." La visita y comunión espiritual a Jesús Sacramentado —práctica eminentemente Ligoriana— no falta en su diario; da su nombre, cumpliendo las obligaciones inherentes a ello, a los "Jueves Encáusticos", a la "Adoración Diurna y Nocturna Española", y, sobre todo, a las "Marías de los Sagrarios." "Mi fortaleza, la Eucaristía... ¿Cómo podrán sufrir las personas que no comulgan?"
«Mi amor, Jesús crucificado.»
La meditación de la Pasión le arranca lágrimas de compasión: Al salir del ''Sermón de las Siete Palabras, predicado por su Director espiritual, ,R. P. Tomás Vega, Redentorista, dice a sus padres enseñándoles el pañuelo empapado en lágrimas: "Mirad cómo traigo el pañuelo, creo que hoy ha sido el día que más he llorado en mí vida." Esas lágrimas quedan cristalizadas en el hermoso vía-crucis que compone y que reza a diario; a veces no le basta recorrer la? estaciones una vez: "¿Cuántos via-crucis has hecho hoy?" —le pregunta su padre, viéndola salir del oratorio—. "Papá, hoy cuatro nada más" —contesta compungida cual si hubiera cometido una culpa—. No en vano ha escrito : "Mi amor, Jesús Crucificado."
«Mi recreo, Jesús Niño.»
Los misterios de la infancia de Jesús, ya casi tan redentorísticos como franciscanos, la cautivan y enternecen. Una estampita del Niño Jesús preside su trabajo y estudio. Las fiestas de Navidad la llenan de alegría bulliciosa que exterioriza en los tiernos y jubilosos villancicos acompañados de castañuelas y panderetas, entonados junto al "portalico" en cuya "construcción" ha prestado ella misma no poca ayuda a su papá. "No sé qué tienen los villancicos que me producen una impresión como nada de lo que canto." Abrazada a la estatua del Niño Jesús, sube al "carmen";con esa misma estatua sufre la enfermedad y con ella va recorriendo el mundo en una de las estampas que más piden sus devotos. "Mi recreo, Jesús Niño,"
«Mi refugio, los brazos de la Virgen.»
No podría ser genuina la piedad alfonsiana de Conchita si en ella faltara el amor y devoción a María Santísima; y, lejos de faltar, podemos asegurar que viene a ser una de sus características. Bástenos consignar las siguientes notas: Antes de nacer es consagrada por sus padres a la Virgen; nace el día de la Medalla Milagrosa; a los seis días es apuntada por una de sus tías en la "Asociación de Hijas de María"; recibe el bautismo el día de la Inmaculada con los nombres de María de la Concepción del Perpetuo Socorro; a los diecinueve meses es milagrosamente curada por la Virg-en; a los seis años recibe la medalla de Hija de A-laría y se consagra a Ella; a los diez años escribe aquellos sacrificios que ofrece a la Reina del Cielo en el mes de mayo o en sus novenas; terminando indefectiblemente cada obsequio con este estribillo: "por la Virgen". Entre sus devociones no Íaltan diariamente el Santo Rosario (con frecuencia en sus tres partes), el Oficio Parvo, el "Acordaos" y diversos escapularios. Celebra con entusiasmo eí "me? de las Flores" y las principales novenas de María.
Cualquiera advocación de la Virgen la atrae; siente particular devoción por la Virgen del Carmen, tradicional en la familia, perteneciendo a su Cofradía y llevando y propagando su escapulario; por la Virgen del Perpetuo Socorro, a cuya Archicofradía y Súplica Perpetua está adscrita; por la Virgen de las Angustias, cuyo templo visita para aprender a sufrir: por la Virgen Inmaculada, en cuya fiesta, siguiendo una práctica genuinamente rcdeni crista, se consagra por escrito en cuerpo y aliña a la Madre de Dios. Durante su enfermedad un cuadro del Perpetuo Socorro, colocado por indicación de Conchita frente a la cabecera de la cama, le mira y le consuela: las últimas palabras que escribe su pluma son éstas : "Madre mía, no tengo fuerzas para seguir escribiendo, pero el corazón os lo dirá todo."
Discípulo de Santa Teresita.
La piedad y devoción de Conchita es completa: No se olvida de ofrecer sus homenajes a los Santos. Pero entre todos ellos, sus preferencias son por la Santíta de Lisieux. Santa Teresa del Niño Jesús. Son por de más curiosas las analogías existentes entre la Santa Carmelita de LisÍeux y la Florecita de la Alhambra, no obstante existir también muchas diferencias en los rasgos que podríamos llamar externos o superficiales: Hoy por hoy, creo se puede afirmar ser Conchita una de las fisonomías espirituales que más se asemejan a Santa Teresita en el camino de la infancia espiritual.
«Un palo seco.»
La enfermedad no cede al influjo bienhechor de los aires puros de la Alhambra. La tuberculosis sigue su obra de destrucción en los pulmones, y el estómago se resiste a admitir alimentos.
Tendida sobre la cruz de la cama, parécele oír una voz: "Dios me dijo: Acuéstate y estáte ahí hasta que yo te avise. Estoy privada de todos mis gustos: No puedo comulgar con la frecuencia que quisiera, no puedo oír misa, no puedo visitaros..."
Y porque nada falte a la que está hecha "un palo seco", siente un tormento .atroz a la hora de haber de alimentarse. Pero en todo esto, en todas estas cruces que le envía el Señor "a montones", ve un gran tesoro: "SÍ vierais el tesoro tan grande que tengo en mÍ enfermedad... Tengo un tesoro en la garganta, un tesoro en el pecho, un tesoro en el estómago."
Con tesoros de tan subido valor ya puede Conchita considerarse bien equipada para el gran viaje. Se impone, pues. el ultimar los preparativos.
El Viático: «Ya viene...»
El 4 de mayo, Conchita recibe el Santo Viático: "¡Qué alegría tan grande tengo!... Cubrid las escaleras de rosas... Que me pongan en la cama la mejor ropa que hay en casa..." Todo son delicadezas para con el Amor que llega. Y cuando oye la campanilla: "Ya viene, ya viene" —exclama alborozada—. Luego que recibe a su Jesús, queda inmóvil como en éxtasis de amor.
«Al cielo, al cielo»
En seguida el óleo de la Extremaunción va ungiendo los miembros de la enferma y cuando todo ha concluido: "¡Ea!—termina ella—, ya estoy, despachada de todo; ahora que Dios haga de mí lo que quiera." Y en efecto,ya no quiere oir hablar de curación "Alcielo, al cielo."
<Esta la escogí yo...»
Todavía logra Conchita comulgar varias veces después del Viático. ¡ Buena falta le hace para la prueba que le espera! La salud mental de la madre ha sufrido nueva crisis. Lleva ya tres días sin entrar a visitar a la hija enferma; ésta comprende toda la tragedia que le quieren ocultar: "Se van a llevar a mamá...
Dios me está pidiendo sacrificio: ahora me ha pedido el de que mi madre me deje a mí antes que yo la deje a ella... Así como cuando murió el Señor, dejó a su Madre en manos de los apóstoles, así dejo yo a la mía en manos de las Religiosas... Moriré tranquia..."
Cuando el padre vuelve junto a la hija moribunda, otra vez los dos solos, oye estas palabras: "Papá. ¡y gracias que hoy hemos comulgado!" Dios le ha negado la presencia de la madre hasta en retrato:
"Papá, dame el retrato de mamá."
"¿Para qué, hija mía?"
"Para mirarlo por las mañanas."
Por más que busca diligente el padre, no encuentra a mano el retrato; a falta de éste, le presenta una estampa de la Virgen de Lourdes: "Dios no quiere darte ni el consuelo de su retrato...; traigo otra Madre que te quiere muchísimo más." La hija toma la estampa, la besa y exclama: "Esta la escogí yo."
La noche del 12 es la última de su vida y puede decirse que la pasa en una prolongada agonía. Amaneciendo está en aquel viernes, 13 de mayo, cuando Conchita exclama:
"¡Papá, papá, que no te veo!
¿Qué siento en la cabeza?
¿Qué me pasa? ¿Qué es esto? ¡Ay! ¡Ay!"
La Sierva de María que le asiste le sugiere : "Jesús, José y María!"— y el padre abrazado a la hija que se le va: "No tengas miedo— le dice—, acuérdate que vas a ver a Dios... Pídele por mamá y por papá..."
Ponedle un crucifijo en las manos y los tres que le asisten terminan de rezar una parte del rosario. Al concluir ésta, la moribunda inclina la cabeza al lado izquierdo y deja escapar el alma que va a recibir el premio de su victoria final.
Son las cinco y medía de la mañana del viernes 13 de mayo de 1927.
7. CAMINO DE LOS ALTARES: Escritos y Biografías"
"Cuando muera no vayáis a decir que he sido buena...' había dicho Conchita. Pero muy pronto la voz del pueblo comienza a divulgar el secreto: "En la Alhambra ha muerto una Santa" Y el pueblo pide como reliquias cualquier cosa que haya pertenecido a Conchita. Los escritos de la Sierva de Dios van haciendo siembra de virtudes en las almas que los meditan: Sus pensamientos y sus estampas recorren el mundo y entran en los lugares más inesperados; las biografías de Conchita se ganan las simpatías y los corazones. Tres ediciones lleva ya la Historia de Otra Alma del R. P. Tomás Vega (R. I. P.) que es el primer historiador. El R. P. Rafael de Julián, C. M. F., publica también su Conchita- Barrecheguren, flor, eucaristica y mariana, que alcanza la segunda edición.
Dos ediciones cuenta la vida escrita por el P. Dionisio de Felipe, C. SS. R., con el título de Flor de Granada: esta es la más completa y crítica de las publicadas.
Además han aparecido varios folletos y artículos en revistas piadosas o de espiritualidad. También se han hecho algunas traducciones o publicaciones en lenguas extranjeras.
Conchita, que tan oculta estuvo en vida, aparece después de muerta, y su influencia en las almas está atestiguada por ascetas tan ilustres como el P. Crisógono de Jesús Sacramentado, Q D., que envía un ejemplar de sus obras para que sean colocadas a los pies del lecho de Conchita, asegurando que "es una santa de cuerpo entero". Cosas parecidas podríamos extractar de varios Prelados de la Iglesia, Cardenales, Arzobispos y Obispos de España y Américas.
Las visitas al "carmen" de San Valentín, que hoy ve suplantado su nombre por el de "carmen de Conchita", se cuentan por muchos millares, cada año, especialmente los días 13 de cada mes (por ser la fecha en que murió la SÍerva de Dios). Hoy el "carmen" de Conchita se honra en ser trono de adoración para Jesús Sacramentado; continuamente se la tributan muchas almas, pero muy particularmente las Religiosas Capuchinas Eucarístícas que han convertido el "carmen" en convento desde el 13 de junio de 1945.
Los favores que se dicen recibidos' por intercesión de Conchita son innumerables, presentando algunos de ellos caracteres de milagro.
10. PROCESO DE BEATIFICACIÓN Y CANONIZACIÓN
Al ocurrir la muerte del Postulador P. Esprit, es reemplazado por el P. Jenaro LUÍS, y éste por el P. Lucas Pérez, en octubre de 1944, logrando-por fin darle feliz término el día 7 de noviembre de 1945 en que tiene lugar la sesión de clausura.
Ayer el Vicepostulador era el P. Juan Pérez Riesco (DEP)., Actualmente es el P. Francisco Tejerizo Linares, Vicario y Redentorista en el Santuario de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro de Granada