III.- ROMANCERO DE PERSONAJES GRANADINOS de
JUAN JOSÉ GALLEGO TRIBALDOS.
Romances del XXI al XXX
ROMANCERO DE PERSONAJES GRANADINOS
XXX.-ELENA MARTÍN VIVALDI(Granada 1907--1998)
Elena Martín Vivaldi,
poetisa y bibliotecaria,
absorta en el amarillo
de los tilos de Bibrambla
donde los pájaros trinan
en holgorio por sus ramas
musicando de armonías
los ocasos de Granada.
En el monumental ginkgo
que el azul del cielo alcanza,
justo en el Jardín Botánico
frente a jurídicas aulas,
los versos de Elena riman
al calor de su mirada
sacralizando el lenguaje
con amarilla elegancia.
Elena Martín Vivaldi,
siempre prudente y callada,
retransmitía emociones
entretejiendo palabras
que en sus poemas musitan
como el murmullo del agua
bajando por canalillos
desde el edén de la Alhambra
a sepultarse en el Darro
por el vientre de Granada.
“Elenamente” sencilla
y comedida en palabras,
sólo elevaba la voz
cuando en silencio engarzaba
la cadencia de los versos
con pulcritud literaria.
En estilo melancólico,
su lírica voz, tan cálida,
de un ascetismo silente
con “Realidades soñadas”;
también, “En su nombre, el mar”,
“Ventanas iluminadas”
o “Nocturnos” intimistas,
arrobados de metáforas.
La belleza, como emblema,
en su poesía fulguraba
la madre Naturaleza,
donde se serena el alma
por los árboles y flores,
entre pájaros y plantas,
emergiendo lo amarillo
en pulsaciones doradas,
suspendidas en otoño
sobre el aura de Granada,
bajo el fulgor carmesí
que emana Sierra Nevada
al incendiarse los álamos
en ardientes llamaradas.
ROMANCERO DE PERSONAJES GRANADINOS
XXIX.-EMILIO HERRERA LINARES (Granada 1879--GINEBRA 1967)
Emilio Herrera Linares
vino a nacer en Granada
por la calle san Isidro,
de san Antón aledaña,
cerca de Puerta Real
y Fuente de las Batallas,
bajo cuyo abovedado
el Darro a ciegas cabalga
en busca del río Genil
para fundirse en sus aguas
que inseminarán la Vega
con sus destellos de escarcha.
Descendía de Juan Herrera,
arquitecto de gran fama,
que en el siglo XVI
El Escorial levantara,
monasterio carismático
de la grandeza de España
cuando Felipe II
el Imperio regentaba
y en las tierras españolas
el sol nunca se ocultaba.
Emilio Herrera Linares
fue ingeniero militar
y especialista importante
en la aviación espacial,
marcando históricos hitos
de renombre universal,
tales como la invención
del traje aeroespacial
que la NASA americana
no dudó en incorporar.
Siendo experto en aerostatos,
consiguió sobrevolar
como pionero, el estrecho
del Peñón de Gibraltar
yendo de España hasta África,
en proeza singular,
a bordo de un dirigible
sobre las aguas del mar.
Realizó en un aerostato
la circunnavegación
de todo el orbe terráqueo,
provocando admiración
por la inédita aventura
del mundo de la aviación.
Además, con De la Cierva
colaboró en la invención
del primigenio autogiro
que pronto se convirtió
en eficaz helicóptero
de tan múltiple función.
Creó la afamada Escuela
de Ingeniería Aeronáutica
que alcanzó un gran prestigio
en Europa y en España,
llegando a ser referente
cual modelo de enseñanza.
Emilio Herrera Linares,
hombre tildado de sabio,
se expresaba y escribía
en el idioma esperanto
que pretendía, por entonces,
ser un lenguaje aceptado
y expandido por el orbe
en lo escrito y en lo hablado.
Experto internacional
del saber aerodinámico,
con Einstein tuvo amistad,
siendo siempre valorado
por las investigaciones
y el rigor en su trabajo.
Monárquico en un principio,
se mutó republicano
pero, en todas circunstancias,
un ejemplar ciudadano
demostrando la excelencia
de un científico honrado.
Don Emilio presidió,
una vez en el exilio,
la República Española
siendo fiel al compromiso
que cual militar juró
con fervor imperativo.
Defensor de la concordia,
la avenencia y la armonía,
desde el exilio luchó
con afán por conseguirlas
ya que la Guerra Civil
fue una terrible desdicha
que sembró el dolor y el odio
dejando a España abatida.
Su objetivo siempre estuvo
en mirar con entereza
un pacífico futuro
en el que España viviera
sin rencor, y perdonadas
las recíprocas ofensas,
pues revivir lo ocurrido
no trae buenas consecuencias
ya que el pasado murió
y, aunque el dolor se mantenga,
el camino es el perdón
que el sufrimiento remedia.
Si exiliado falleció
en la ciudad de Ginebra,
al fin trajeron los restos
a inhumarlos en su tierra
y en Granada está enterrado
por la colina alhambreña.
ROMANCERO DE PERSONAJES GRANADINOS
XXVIII.-PEDRO SOTO DE ROJAS (Granada 1589--1658)
Frente a la Calle del Agua,
por el Albaicín más alto,
Casa de los Mascarones
en un callejón sin tránsito
con Pedro Soto de Rojas
en retiro cartesiano:
“Jardín abierto a muy pocos
y un paraíso cerrado
para muchos”, así vio
el poeta culterano
su carmen albaicinero
a los ojos sepultado.
Don Pedro Soto de Rojas,
un poeta consumado,
seguidor de Luis de Góngora
en el arte del rimado
entrelazando metáforas
de recursos intrincados.
Aquel siglo XVII
anduvo muy alterado
pues los vates conceptistas
por Quevedo encabezados,
en contiendas literarias
fueron aviesos soldados,
cuyas armas eran pullas,
afrentas, mofas y escarnios
que en sus líricas batallas
se afanaban enfrentados
a las huestes gongorinas
de lenguaje rebuscado.
Escribió Soto de Rojas
silvas, églogas, sonetos
en los jardines furtivos
del carmen albaicinero,
bajo cipreses erguidos
y el rumor siempre sereno
de las aguas que en la alberca
se mecen al son del viento,
sigilosas y monjiles
beatificando el silencio.
Canónigo y sacerdote,
tuvo su mayor consuelo
en rimar y construir
un barroco cancionero
de audaces alegorías
alejadas del concepto.
La iglesia de El Salvador
fue su destino postrero,
estando inhumado en ella
para su descanso eterno,
junto al patio donde brotan
naranjos y limoneros
entre arcos de herradura
y un aljibe albaicinero.
ROMANCERO DE PERSONAJES GRANADINOS
XXVII.-ÁNGEL BARRIOS (Granada 1882-Madrid 1964)
D. Ángel Barrios Fernández
nacido y criado en la Alhambra,
músico y compositor
que para piano o guitarra
escribió bellas canciones,
en todas plasmando el alma
profunda y conmovedora
de las esencias de España.
Su cuna fue “El Polinario”,
tabernáculo y reliquia,
donde los cantes y bailes
se enredaban con la mística
mientras los duendes flamencos,
venteados por la brisa,
subían desde el río Darro
a la alhambreña colina
con aires de un Sacromonte
ahíto siempre de vida,
al compás de “la cachucha”,
tanguillos o bulerías
jaleados por las hadas
que aletean en la Sabika.
Desde pequeño, Ángel Barrios,
en su casa se nutría
de los cantes y los bailes
que cual liturgia se oían,
reconvertido el hogar
en la Capilla Sixtina
del flamenco peregrino
por la piel de Andalucía.
Ángel Barrios, un buen músico,
compositor, guitarrista,
fundador de “El Trío Albéniz”
que a Europa llevaría
las más hermosas canciones,
con elegancia tañidas,
de la música española,
tan sublime como íntima.
En el café “Alameda”
“el Rinconcillo” se hallaba,
una tertulia de artistas,
entre los cuales estaban
Federico García Lorca,
Ángel Barrios, Zuloaga,
Gallego Burín, de los Ríos,
el joven Segovia, Falla
junto a otros intelectuales
de reconocida fama
que a inicios del siglo XX
sobresalían en Granada.
Variadas composiciones
para piano y guitarra
musicó don Ángel Barrios:
“La noche”, “Danzas gitanas”,
la hermosa “Novia del aire”
o “El hechizo y la nostalgia”,
el morisco “Abén Humeya”,
“Preciosa y el viento”, danza,
“Las canciones andaluzas”,
“Impresiones de Granada”…
Zarzuelas como “La suerte”
las “Seguidillas gitanas”,
las óperas “El avapiés”
o la bastante admirada
“La Lola se va a los puertos”
de inspiración gaditana.
Escribió obras sinfónicas
cual “La albaicinera zambra”,
además de “Las guajiras”
y una lista prolongada
de piezas muy aplaudidas,
diversas de ellas premiadas,
en concursos musicales
de muy prestigiosa talla.
La familia de Ángel Barrios
ayudó a Manuel de Falla
cuando después de París
vino a vivir a Granada,
allá por la Antequeruela
a la sombra de la Alhambra,
siendo el ilustre músico
padrino de la niña Ángela.
El legado de Ángel Barrios
lo donó su hija a Granada
y el museo en que se encuentra
está emplazado en la Alhambra,
justo en la calle Real
donde había estado su casa
y hoy por hoy lo cobija
el ramaje de una acacia,
que en los veranos se enjoya
con radiantes flores blancas.
ROMANCERO DE PERSONAJES GRANADINOS
XXVI.-PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN(GUADIX 1833-Madrid 1891)
Vino a nacer en Guadix
Pedro Antonio de Alarcón,
político, periodista,
dramaturgo, narrador,
de joven muy liberal,
más tarde, conservador
que también quiso ser cura
y, luego, se arrepintió.
Los estudios de Derecho
en Granada los cursó,
aunque las leyes no fueron
objeto de profesión
sino la Literatura,
su primordial vocación
tanto desde el periodismo
como en su rol de escritor.
La carrera periodística
en Cádiz la comenzó,
donde fundó una revista
cuyo nombre tituló
cual “El eco de Occidente”,
de menguada difusión.
Un periódico satírico
en Madrid también creó,
mencionado como “El Látigo”,
que tenía la función
de atacar la Monarquía
junto a su Constitución.
En tiempos de juventud,
su vida puso en valor
al enfrentarse en un duelo,
donde la motivación
fueron cuestiones políticas,
y, aunque salió perdedor,
su adversario, generoso,
al final lo perdonó.
Diputado fue por Cádiz,
luego en París se exilió,
vivió una vida azarosa
en continua desazón
al ser tiempos sacudidos
por aviesa crispación.
El delirio liberal
con el tiempo se eclipsó,
y en unos escasos años
trasmutó en conservador,
retornando a los orígenes
de su inicial formación.
Pedro Antonio de Alarcón,
de la antigua Acci romana,
fue periodista y soldado
en la contienda africana
escribiendo el “Diario de un
testigo en la guerra de África”
donde narró peripecias
y el horror de las batallas.
“El sombrero de tres picos”,
su pieza más celebrada
y por todos aplaudida,
se versionó musicada
por un gran compositor
llamado Manuel de Falla,
que vivía en la Antequeruela
al socaire de la Alhambra
donde el hechizo aletea
sobrevolando Granada.
Otra novela exitosa,
como “El clavo” titulada,
una historia truculenta,
judicial y policiaca
que bien podría entroncarse
en la corriente romántica.
En “El niño de la Bola”
unos amores desgarran
la triste monotonía
de una ciudad amuermada
por los prejuicios sociales,
la soberbia y la desgana.
En “El capitán Veneno”
con alta maestría retrata
desconsolados sucesos
de situaciones dramáticas.
Como narrador de cuentos
también alcanzó la fama
y en “El carbonero alcalde”
dicha maestría constata,
como en otras aventuras
magistralmente narradas,
siendo algunos escenarios
las comarcas accitanas
aturdidas por la luz
que emite Sierra Nevada.
Pedro Antonio fue escritor
de una indiscutible talla,
un maestro del relato
y un perito de la trama
que manejaba el lenguaje
con pericia literaria.
Por su quehacer novelístico
en el Realismo se enmarca
aunque quizás, por su prosa,
siga tendencias románticas
de escenarios tremebundos
y argumentaciones trágicas
ROMANCERO DE PERSONAJES GRANADINOS
XXV.-AIXA (Granada, Siglo XV - Fez)
La llamada Aisha al-Hurra,
conocida como Aixa,
mujer de Muley Hacén
y, por lo tanto, sultana,
hasta que llegó Isabel
como cautiva a la Alhambra,
lo cual hizo que el sultán
pronto en ella se fijara
y a su esposa repudiase
uniéndose a la cristiana,
quien, llamándose Isabel
pasó a llamarse Zoraida
al cambiar de religión
para hacerse musulmana.
Aixa, sultana legítima,
fue al momento repudiada,
y junto a su hijo Boabdil
urdió pactos y artimañas
para rescatar el trono
del sultanato en Granada
que le había arrebatado
la advenediza cristiana.
La intrigante Aisha al-Hurra,
para los suyos “la honrada”,
se trasladó al Albaicín
donde fijó su morada
en un palacete umbrío
allegado a la muralla
nominado Dar al-Horra
y alejado de la Alhambra,
conspirando sin cesar
en permanente batalla.
Aixa y su hijo Boabdil
por el trono guerreaban
junto a los abencerrajes
“que eran la flor de Granada”,
persiguiendo los palacios
ubicados en la Alhambra
para intentar mantener
un reino que agonizaba
entre intrigas palaciegas
y cainismos a mansalva
en contiendas familiares
que avivaron sus desgracias.
Aixa, por fin, consiguió
que su hijo Boabdil reinara,
soportando el sobrenombre
del “Rey Chico” de Granada,
que cayó ante el empuje
de la fuerza castellana
y en el “Día de la Toma”,
la que fuera musulmana,
se convirtió de repente
en una tierra cristiana.
Aixa y su hijo Boabdil
migraron a La Alpujarra
y pocos años después
a Fez, ciudad africana,
donde consumió sus días
la beligerante Aixa
que tanto había conspirado
dentro y fuera de la Alhambra,
unas veces por despecho
al sentirse desplazada
y otras, por recuperar
su condición de sultana.
ROMANCERO DE PERSONAJES GRANADINOS
XXIV.-MARÍA DE PACHECO (Granada 1496- Oporto 1531)
Doña María de Pacheco,
de los Mendoza y Tendilla
que tanto poder tuvieron
finada la Reconquista,
nació en hermoso palacio
de linajuda familia
cuando su padre era alcaide
en la Alhambra granadina
y los símbolos cristianos
se esparcían por la Sabika
donde al viento tremolaban
los pendones de Castilla.
Presenció en el Albaicín,
cuando aún era una niña,
la sublevación mudéjar
que tanto trastocaría
la primera convivencia,
consensuada y pacífica,
entre moros y cristianos
más los de la fe judía,
al incumplirse convenios
hechos tras la Reconquista
para intentar coexistir
en relativa armonía,
aspiración complicada
y difícil conseguirla.
Aplicada y estudiosa,
desde pequeña, María,
se esforzó en aprender;
hablaba la algarabía,
el latín y otros idiomas
que en Europa se imponían,
conociendo la gramática
de las lenguas neolatinas.
Sensible al discernimiento,
ciencias y filosofía
fue también mujer sensible
a las tendencias artísticas.
Hermana del escritor
diplomático en política,
Diego Hurtado de Mendoza,
el avezado cronista
de la “Guerra de Granada”
en la contienda morisca,
que rimó para María
un bellísimo poema
loando su biografía.
Doña María de Pacheco
era también conocida
como María “la Brava”
en asuntos de familia,
y, para el resto de España,
icono de valentía
que no se arredró ante nadie,
su propia estirpe incluida.
Se casó con un hidalgo
de probada bizarría,
cuyo nombre era el de Juan
y su apellido, Padilla,
con quien luchó codo a codo
sin descanso y a porfía.
Defendió sus ideales
con arrojo y gallardía
siendo la gran aliada
del intrépido Padilla,
de Bravo y de Maldonado,
comuneros cabecillas
sublevados contra Carlos,
emperador de Castilla.
A doña Juana primera,
enclaustrada en Tordesillas,
ofrecieron libertad,
corona y soberanía
que la reina rechazó
por ser grande alevosía
alzar armas contra Carlos,
hijo al que tanto quería.
Poco después, Villalar,
la derrota decisiva
donde los tres sublevados
lo pagaron con sus vidas;
pero María de Pacheco
nunca se dio por vencida
y en la ciudad de Toledo
lideró con energía
la rebelión comunera
aun estando ya perdida.
Al ser condenada a muerte,
se convirtió en fugitiva
siendo el obispo de Oporto
quien le brindara acogida
y en tierra lusa reposa
tras una triste agonía.
María Pacheco y Mendoza,
esposa de Juan Padilla,
se aposentó en la leyenda
de mujeres heroínas
romanceada en poemas,
en cantares y películas,
perpetuándose como
la “Leona de Castilla"
ROMANCERO DE PERSONAJES GRANADINOS
XXIII.-FEDERICO GARCÍA LORCA (Fuente Vaqueros 1898-Granada 1936)
Federico García Lorca,
de la Vega de Granada,
donde chopos melancólicos
se cimbrean con elegancia
y en el otoño flamean
al abrigo de unas llamas
que hacia el cielo azul se elevan
sacralizando nostalgias.
Entre los chopos, la brisa,
nacida en Sierra Nevada,
entreteje melodías
con el bisbiseo del agua,
convirtiendo los silencios
en soliloquios del alma
para musicar los versos
que de Federico emanan.
Federico García Lorca,
poeta con voz de plata,
artesano de la hipérbole
y arquitecto de metáforas
que enriqueció el lenguaje
con figuras literarias
de una belleza exquisita,
exuberante y diáfana.
Persona brillante y mágica,
el poeta Federico,
que, siendo el centro de todos,
de todos fue el más sencillo.
Fascinador y simpático,
irradiaba vitalismo
y allí donde él estuviera
el mundo latía más lírico.
Voz cálida, armoniosa,
unos ojos intensísimos,
la risa fuerte y muy clara,
fueron rasgos distintivos.
Humano, artista y sensible,
de sentimientos muy limpios,
sediento de libertad
y esclavo del misticismo.
Pero junto a la alegría
que brotaba en Federico
destellaban los gladiolos
afilados cual cuchillos
blandiendo sus finas hojas
a lo largo del camino.
El corazón del poeta
y sus ardientes latidos,
laberinto de tristezas
con sus ayes amarillos
espumando entre las piedras
como las aguas de un río
que rozagantes descienden
a sumirse en torbellinos.
La alegría y la pena,
la risa y el pesimismo,
la vida toda y la muerte
se fundían en Federico.
—oooOooo—
Dejad el balcón abierto
que el poeta está aún dormido,
quiere descansar un rato,
unos minutos, un siglo;
pero el balcón, siempre abierto
que le gusta a Federico
asomarse cuando cantan
los jilgueros y el cuclillo.
Dejad el balcón abierto
para que vea Federico
al Amargo y al Camborio
cruzarse por los caminos;
y a Mariana y a Bernarda
y a Yerma soñando un hijo;
y a Leonardo y a la Novia
en el vaivén del destino.
Dejad el balcón abierto,
que en el momento preciso
llegará doña Rosita
delicada como un lirio;
y también la Zapatera
discutiendo con don Mirlo,
y, luego, don Perlimplín
con su traje de domingo;
y vendrá la Argentinita
entre ramos de jacintos
cantando el dulce romance
de los dos pelegrinitos.
Dejad el balcón abierto
para que entre el aire frío.
A las cinco estarán todos
esperando a Federico;
vendrán cruzando la vega
por las choperas del río
o bajarán de la sierra
con ramitas de tomillo.
A las cinco estarán todos,
inquietos como los niños,
ansiosos por escuchar
la risa de Federico.
Dejad el balcón abierto,
que ya son casi las cinco
y a las cinco de la tarde
despertará Federico.
ROMANCERO DE PERSONAJES GRANADINOS
XXII.-MARIANA PINEDA (Granada 1804-1831)
Es una historia romántica,
coronada de tristeza
donde, según el romance,
lloraban hasta las piedras.
Eran tiempos desdichados,
de crueldad y de vileza
en los que un rey miserable
dejó tristísima huella
traicionando a la nación
con mayúscula indecencia,
estableciendo unas leyes
despóticas y perversas.
Al descubrir que Mariana
bordaba en una bandera
la palabra “Libertad”,
buitres de mirada aviesa
anidaron en su cuello
y ovaron en su cabeza
mientras la sangre bullía
alocada por las venas
y los hilos de la muerte,
como ramajes de yedra,
se enredaban por su cuerpo
esponjado de inocencia.
La Libertad y el Amor
se mezclan en la leyenda
de esta mujer granadina
valerosa, fiel y bella
que por la calle de Elvira
hacia el cadalso la llevan
mientras las rosas se amustian
en la tarde cenicienta
y los geranios esconden
su esplendor en las macetas.
¡Qué día tan triste en Granada!
Mariana, hermosa y serena,
tan pálida ante el verdugo
recogiéndose las trenzas
mientras la brisa se esconde
en la umbría de las choperas
y palomas aturdidas
la Sabika sobrevuelan
hasta posarse asustadas
por la Torre de la Vela.
Era por el mes de mayo
el tiempo de esta tragedia,
cuando los magnolios brillan
y los trigales verdean
y Mariana, en holocausto,
se ofrecía a la primavera
mientras la Puerta de Elvira
erizaba sus almenas.
¡Qué día tan triste en Granada!
¡Ay, qué injusticia y qué pena!,
se decía por las esquinas,
los ribazos y placetas
mientras las niñas cantaban
con angelical cadencia
los romances dedicados
a Marianita Pineda.
ROMANCERO DE PERSONAJES GRANADINOS
XXI.-ABÉN HUMEYA (Válor,1545-Laujar de Andarax ,569)
El morisco Abén Humeya,
cuyo nombre de cristiano
era el muy reconocido
como Fernando de Válor,
se levantó en rebelión
cual rey autoproclamado
de la tierra alpujarreña
convirtiéndola en Estado.
Descendía de los Omeyas,
creadores del Califato,
que en Córdoba deslumbró
como el destello de un astro
durante el tiempo pujante
del gran poderío islámico.
A su abuelo le otorgaron
el Señorío de Válor
por lealtad a la Corona
de los monarcas cristianos,
tanto así que a su familia
“valoríes” los llamaron.
En la Alpujarra nació
y en ella fue bautizado
por la liturgia cristiana
con el nombre de Fernando,
llegando a ser en Granada
Caballero Veinticuatro.
Cuando Felipe II,
el “Rey Prudente” apodado,
se inició una rebelión
prolongada hasta tres años:
la Guerra de los Moriscos,
donde Fernando de Válor
en Béznar fuera elegido
y por Cádiar, coronado
a la sombra de un olivo
de ramaje centenario,
llamándose Abén Humeya,
ya con nombre mahometano
que, cual rey de los moriscos,
quiso forjar un Estado.
Fue un líder impopular
que ejercía su liderazgo
con desusada crueldad;
hombre fiero y despiadado
ni siquiera por los suyos
era un dirigente amado.
Su muerte, como su vida,
conforma un triste relato
en la sangrienta contienda,
al morir asesinado
en el Laujar de Andarax
por su propio primo hermano,
el nombrado Abén Abóo,
Diego López, de cristiano,
cuando ya la rebelión
estaba finalizando,
pues el Marqués de Mondéjar,
militar muy afamado,
y el mismo don Juan de Austria
con el conflicto acabaron.
La Guerra de los Moriscos,
según nos han relatado,
fue sanguinaria en exceso
con muertes que horrorizaron,
tanto por los musulmanes
como también por cristianos.
Diego Hurtado de Mendoza,
escritor y diplomático,
la narró con precisión
en un libro titulado
“Guerra de las Alpujarras”,
manual recomendado
para conocer la Historia
que hemos hoy romanceado.
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