ASOCIACIÓN ANTIGUOS ALUMNOS REDENTORISTAS Y CORO SAN ALFONSO
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RECUERDOS

con el Papa Francisco

                     AQUÍ PUEDES ENCONTRAR: (Clic  en el Nombre)

 

Fina Mesa Castilla

      > Víctor Chacón CSsR

               > Pedro López CSsR

                         > Carlos López Sánchez

                                   > Isidro Martínez  

                                      >Fernando Álvarez

 

 

 

Durante los días más oscuros de la pandemia, cuando el mundo entero parecía detenido y el silencio llenaba las calles, hubo algo que me dio consuelo y esperanza: las misas que el Papa Francisco celebraba desde la Casa de Santa Marta. Las veía cada mañana por televisión —creo que era en La 13— y para mí eran como un faro en medio de tanta incertidumbre.

Lo que hacía esas misas aún más especiales era que las compartía, a la distancia, con mi hermano. Los dos nos conectábamos desde nuestras casas y las seguíamos juntos, en silencio, cada uno con su fe, pero unidos por ese momento. Era una forma de sentirnos acompañados, de sostenernos mutuamente sin necesidad de palabras.

Las recuerdo con muchísimo cariño. La sencillez de esas celebraciones, la voz cercana del Papa, y esa sensación de estar todos reunidos espiritualmente, a pesar del aislamiento físico, dejaron una huella muy profunda en mí. Fueron un verdadero consuelo en tiempos difíciles.

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        SE NOS HA IDO EL PAPA DE LOS DETALLES

VICTOR CHACÓN CSsR

 

 

        Todavía recuerdo mi piel erizada cuando el 13 de marzo de 2013 el Papa Francisco, recién elegido por el cónclave, se inclinaba ante la gente de la Plaza de San Pedro pidiendo su bendición y su oración. ¡El pueblo bendiciendo a su pastor! ¿Qué clase de Papa era este que se inclinaba? Tuve el presentimiento de que algo maravilloso estaba por suceder en la Iglesia. Y así ha sido. El Espíritu Santo nunca defrauda. Este Papa ha sido un regalo muy especial de Dios. Ha sido el Papa de los gestos y de la ternura. Un Papa sin miedo a los abrazos y a las lágrimas. Pero no un Papa blandengue, también fue capaz de celebrar la Santa misa sobre una patera en Lampedusa y gritar “vergogna!” por la tragedia de tantas vidas humanas perdidas en el mediterráneo, para remover las conciencias de muchos políticos pasivos e indiferentes a la tragedia.

       A mí me ordenaban sacerdote el 27 de abril de 2013 (apenas un mes y pico después de su elección), todo mi sacerdocio ha estado marcado por seguir sus gestos y palabras y tratar de aprender de un hombre tan humano y tan profundamente evangélico.

       Se va el Papa de la alegría y la misericordia. Gran parte de sus documentos han llevado el título de “Alegría”: “La alegría del Evangelio” sobre el anuncio de la fe; “La alegría del Amor” sobre el matrimonio y la familia; “Alegraos y regocijaos” sobre la santidad… Y también el Papa que nos regaló el Año Santo de la Misericordia en 2015, y que recuperó esta categoría teológica y bíblica esencial para hablar de Dios, y la puso en el lugar principal que se merecía.

        Eligió el nombre del santo de la paz y los pobres y la creación: San Francisco de Asís. Y siguió bien la petición del cardenal Hummes de Brasil que, cuando fue apenas elegido aun en la capilla sixtina le dijo: “No te olvides de los pobres”. Ha sido también el Papa de la justicia, con un fuerte contenido social y reivindicativo en sus mensajes. Esto obviamente ha incomodado a muchos que no querían perder sus privilegios dentro y fuera de la Iglesia. Y le ha granjeado muchas críticas y muchos enemigos, que, gracias a Dios no han detenido su obra, sus palabras y convicciones.

       Francisco nos regaló y recordó profundamente la centralidad del Evangelio, de anunciar la Buena Noticia, esa es la tarea principal de la Iglesia. En eso hemos de concentrar todos nuestros esfuerzos, trabajos y desvelos: ¿Cómo anunciar mejor la salvación y la persona de Jesucristo hoy a todos para que nadie se sienta excluido?

       Se ha ido el Papa que no daba la bendición a los periodistas por respeto a sus diferentes credos y fe o increencia. El Papa que se montaba en el autobús con todos los cardenales. El que iba el mismo a recoger y pagar a la óptica las gafas nuevas que había encargado.El que salía de incógnito a visitar pobres o familias y el que devolvía llamadas de teléfono y cartas con su puño y letra. El que entraba en la cocina del Vaticano y se ponía el delantal y a cocinar con los empleados alguna vez (como hacía habitualmente cuando era cardenal en Buenos Aires). El mismo que le sacaba una silla a algún guardia suizo cuando lo veía muchas horas de pie en el mismo puesto. Algún defecto también tuvo, hay que reconocerlo. Suscitaba el temor de los directores de seguridad y protocolo… le gustaba ser espontáneo… y a veces se salía del recorrido marcado para visitar algún barrio marginal o seguir la invitación espontánea de algún fiel. Y también le gustaba bajar los papeles de sus discursos y decir: “Esto os lo podéis leer luego” y dirigir unas palabras desde el corazón y la fe a quienes le escuchaban.

         Se va el Papa que ha puesto duchas y un comedor social para pobres en el Vaticano. El que comía con personas sin hogar en el Vaticano. El mismo que ha dejado de vivir aislado en el Apartamento Vaticano para irse a una sencilla habitación de retiro en la Casa Santa Marta.

        Os regalo releer este número 24 de Evangelii Gaudium (el programa de su Pontificado): La Iglesia en salida es la comunidad de discípulos misioneros que primerean, que se involucran, que acompañan, que fructifican y festejan. «Primerear»: sepan disculpar este neologismo. La comunidad evangelizadora experimenta que el Señor tomó la iniciativa, la ha primereado en el amor (cf. 1 Jn 4,10); y, por eso, ella sabe adelantarse, tomar la iniciativa sin miedo, salir al encuentro, buscar a los lejanos y llegar a los cruces de los caminos para invitar a los excluidos. Vive un deseo inagotable de brindar misericordia, fruto de haber experimentado la infinita misericordia del Padre y su fuerza difusiva. ¡Atrevámonos un poco más a primerear! Como consecuencia, la Iglesia sabe «involucrarse». Jesús lavó los pies a sus discípulos. El Señor se involucra e involucra a los suyos, poniéndose de rodillas ante los demás para lavarlos. Pero luego dice a los discípulos: «Seréis felices si hacéis esto» (Jn 13,17). La comunidad evangelizadora se mete con obras y gestos en la vida cotidiana de los demás, achica distancias, se abaja hasta la humillación si es necesario, y asume la vida humana, tocando la carne sufriente de Cristo en el pueblo. Los evangelizadores tienen así «olor a oveja» y éstas escuchan su voz. Luego, la comunidad evangelizadora se dispone a «acompañar». Acompaña a la humanidad en todos sus procesos, por más duros y prolongados que sean. Sabe de esperas largas y de aguante apostólico. La evangelización tiene mucho de paciencia, y evita maltratar límites. Fiel al don del Señor, también sabe «fructificar». La comunidad evangelizadora siempre está atenta a los frutos, porque el Señor la quiere fecunda. Cuida el trigo y no pierde la paz por la cizaña. El sembrador, cuando ve despuntar la cizaña en medio del trigo, no tiene reacciones quejosas ni alarmistas. Encuentra la manera de que la Palabra se encarne en una situación concreta y dé frutos de vida nueva, aunque en apariencia sean imperfectos o inacabados. El discípulo sabe dar la vida entera y jugarla hasta el martirio como testimonio de Jesucristo, pero su sueño no es llenarse de enemigos, sino que la Palabra sea acogida y manifieste su potencia liberadora y renovadora. Por último, la comunidad evangelizadora gozosa siempre sabe «festejar». Celebra y festeja cada pequeña victoria, cada paso adelante en la evangelización. La evangelización gozosa se vuelve belleza en la liturgia en medio de la exigencia diaria de extender el bien. La Iglesia evangeliza y se evangeliza a sí misma con la belleza de la liturgia, la cual también es celebración de la actividad evangelizadora y fuente de un renovado impulso donativo.

Por último, se podrían decir muchas cosas más, se nos ha ido el Papa que inició un proceso que no tiene vuelta atrás: el Sínodo de la sinodalidad. Ha sido el Papa de la escucha al Pueblo de Dios, de consultar bien antes de tomar una decisión. El papa que más ha luchado contra el clericalismo y más ha reivindicado la necesidad de caminar juntos como hermanos, miembros de una misma familia. Todas las vocaciones y ministerios al servicio de Jesucristo y de su anuncio. El Papa que más ha reivindicado la condición sagrada y la máxima dignidad de los bautizados, su necesario compromiso con la fe y les ha recordado a todos los laicos que el Señor y la Iglesia esperan mucho de ellos, en la estela del Concilio Vaticano II.

 

¡¡¡Descansa en Paz Francisco!!! ¡Nos ha regalado muchas cosas como instrumento de Dios! “Su amo le dijo: Muy bien, siervo honrado y cumplidor; has sido fiel en lo poco, te pongo al frente de lo importante. Entra en la fiesta de tu señor” (Mt 25, 21). Gracias por tanto!!

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       MIS ENCUENTROS CON EL PAPA FRANCISCO

PEDRO LÓPEZ CSsR

 

Es el momento de despedir a Francisco, Papa y Obispo de Roma, pero sobre todo maestro, pastor, hombre de Dios.

Su preocupación constante por mostrar a los hombres y mujeres de hoy el rostro paterno y misericordioso de Dios, su inquietud por hacer de la Iglesia una Iglesia en salida a las periferias, y su predilección por los más pequeños, han marcado un camino seguro para la Iglesia del Siglo XXI.

Durante los 12 años de su pontificado he tenido la oportunidad de encontrarme con él en numerosas ocasiones, con motivo de celebraciones en el Vaticano o eventos como las Jornadas Mundiales de la Juventud en Panamá o Lisboa.

Pero quedan grabados de manera especial cinco encuentros en la Capilla Sixtina. 

  • Tres de ellos con motivo de los Encuentros de Francisco con los Misioneros de la Misericordia, de los que formo parte: el 9 de febrero de 2016; abril de 2018, y abril 2022.
  • Un encuentro con motivo de la celebración de los 70 años de la creación de la Academia Alfonsiana de Roma, el 9 de febrero de 2019.
  • El último con motivo de la celebración del Capítulo General de los Misioneros Redentoristas, el 1 de octubre de 2022.

Comparto con vosotros una frase de cada uno de esos encuentros que quedó grabada en mí, y que reflejan el corazón de este hombre santo.

 

La generosidad en el perdón:

“Si alguien se acerca a confesar, déjalo hablar, no hagas preguntas. Y si, por vergüenza o por el peso de sus pecados, no es capaz de hablar, míralo a los ojos, lee su corazón y perdona sus pecados”.

Una moral que trata de responder a los problemas concretos de la persona:

“Estoy seguro de que la Academia Alfonsiana continuará trabajando por una teología moral que no dude en “ensuciarse las manos” con la concreción de los problemas, especialmente con la fragilidad y el sufrimiento de quienes ven más amenazado su futuro, testimoniando con franqueza a Cristo «camino, verdad y vida» (Jn 14, 6)”.

Recuperar la misión:

“El horizonte de la misión. Y, para eso, la capacidad de salir de la propia zona de confort. Así que les sugiero que, como fruto de este Capítulo, en la oración que hagan en estos días, cada uno se pregunte: “¿En qué estoy atado yo? ¿Cuál es mi confort, aquello que no me deja ser libre, no me deja volar?”.

Traten de responder a esa pregunta”.

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                     RECUERDOS del  PAPA.        GRACIAS

CARLOS LÓPEZ SÁNCHEZ

    Sé que con motivo de la muerte de Francisco se mandan y dicen muchas cosas. Yo os envío este sencillo y sentido comunicado de unas comunidades chilenas:
Gracias Francisco porque ese 13 de marzo del 2013 sorprendiste al mundo con tu espontaneidad y simpleza y esa noche en Roma le pediste al pueblo te diera la bendición y que rezara por ti. 

 

       Desde el primer día renunciaste al auto oficial, pagaste tus cuentas y optaste no vivir en el palacio apostólico para vivir más simple en Santa Marta.

En tu primer encuentro con los periodistas reviviste el gran anhelo de Juan XXIII, “quiero una Iglesia pobre, para los pobres”. 

       Gracias porque tu primer viaje fue a Lampedusa, donde abrazaste la vida de hermanos y hermanas inmigrantes y le dijiste al mundo que “la situación que viven es una vergüenza”. Y en tu primer encuentro con los jóvenes en Río de Janeiro los animaste a “no balconear la vida” y a “hacer lío”. ¡Cuántas cosas cambiaron después de esas palabras!

En el retorno de ese mismo viaje dijiste con firmeza: “Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad… ¿Quién soy yo para juzgarla?” 

        Gracias por la “Evangelii Gaudium”, donde expresaste que prefieres una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad. 

       Gracias por la “Laudato Si” la encíclica más leída en la historia de la Iglesia y fuera de la Iglesia, que nos invita a escuchar el grito de los pobres y de la tierra y a comprometernos en el cuidado de la casa común. 

       Gracias por recibir esos mates que venían del pueblo, por los abrazos a niños y niñas de tantas partes, por acercarte a tantos enfermos, por recibir todas las camisetas de fútbol que te regalaron y por todos esos gestos llenos de humanidad y sentido del humor.  

        Gracias porque pusiste la misericordia en el lugar central de la vida de la Iglesia, expresando que ella es el corazón de Dios. Y cada jueves santo, lavaste y besaste los pies de presos y mujeres musulmanas. 

        Gracias por el Sínodo de la Amazonía, donde nos invitaste a volver a las raíces  y a impedir que la globalización se convierta en una nueva colonización. 

        Gracias porque celebrabas tu cumpleaños con los indigentes de las calles de Roma y recibías en tu propia casa a las víctimas de abuso para pedirles perdón. 

         Gracias porque en “Amoris Laetitia” abriste la puerta de la eucaristía a tantos y tantas que estaban excluidos por rigorismos morales incomprensibles. Y en los discursos a los movimientos populares declaraste que este sistema “ya no se aguanta más” y que a nadie le puede faltar: “tierra, techo y trabajo”.  

          Gracias porque en estos años has descentralizado la Iglesia, has avanzado en la visibilización y reconocimiento de las mujeres y viajaste a más de 60 países, muchos de ellos muy pequeños y olvidados. 

         Gracias porque en “Fratelli Tutti” nos invitas al dialogo, la paz social y la fraternidad. Y nos enseñas a mirar a los olvidados. Y en medio de la incertidumbre de la pandemia nos recordaste que “nadie se salva solo”.

        Gracias por tu apertura y respeto en el diálogo interreligioso y ecuménico. Exigías la paz mientras besabas los pies de los líderes de otras religiones. Y por soñar y vivir una Iglesia más sinodal, donde todos y todas puedan tener lugar y ser escuchados, donde los laicos y laicas sean los verdaderos protagonistas.  

       Gracias por parecerte tanto a Jesús de Nazaret aunque eso haya incomodado al poder político y religioso. 

 

Ya han pasado 12 años desde que llegaste. Para algunos “no fue mucho”, para otros “ha ido demasiado lejos”.

Yo simplemente prefiero reconocer que te vamos a extrañar. Y en medio de esta pena agradezco tu vida y rezo por tu descanso en este lunes de pascua. 

¡Gracias por tanto Francisco! Papa de la alegría y las periferias. 

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                     Francisco, el fraile que tenía suerte

ISIDRO MARTÍNEZ

Cualquiera puede morir en la calle de un infarto. Un accidente de tráfico y estás en la trastienda. O en el hospital Gemelli de Roma, en una habitación individual con tu ayudante y el médico que pasa cada hora para comprobar que el oxígeno te mantiene con vida los pulmones. Ni te levantas, ni siquiera puedes ver el cielo con nubes.

O te despides con suerte. Es Pascua, te permites el antojo de acercarte a la ventana del Vaticano, bendices a todos (urbi et orbe) y no satisfecho con la exhibición de buena salud, bajas a la plaza de San Pedro a tocar manos, bendecir bebés, hablar (poco), sonreír (mucho), regalar rosarios y regresar a la casa de Santa Marta donde tienes cama y despacho.

Un rato antes, Francisco o Jorge Bergoglio había estado con el vicepresidente americano Vance, que es emisario y vocero de uno de los más críticos con el Papa. Trump permitió a Vance irse a Roma porque hablando siempre se puede incrementar el negocio, aunque acabes de llamar tonto al interlocutor.

J. Vance tenía otra razón pasear las calles de Roma con sus dos hijas pequeñas y la mujer. En el año 2019 se convirtió al catolicismo y eso empuja mucho. No tanto, aclaremos, como para dejar de pensar que los inmigrantes pobres mejor que se queden en su país… o los expulsamos esposados, ¡que hasta ahí podíamos llegar!

Y ese domingo, Francisco, se fue a la cama con los deberes de un Papa conseguidos: una Pascua de multitudes, cámaras de televisión por los rincones y la salud que mejora a cada instante. El lunes, antes de salir el sol, concretamente a las 7.35 horas, Jorge Bergoglio se marchó a la habitación de al lado. Los unos dicen que está en el cielo, y si no es santo le faltó muy poca insistencia; los otros aseguran,  que se fue a rendir cuentas porque ha habido mejores papas.

 

Un fraile de ideas fijas

Se murió Francisco y llegó el espectáculo. Una semana repleta de recuerdos hasta llegar a la cripta de la iglesia de Santa María la Mayor. Las noticias de todo el mundo facilitaron los detalles de una vida, de un papado, a millones de personas. La imagen de una monja llorando en el Vaticano (espero que no sea de IA, que uno ya no sabe nunca) refleja el ambiente… y la realidad.

A Roma quizá no lleguen los hinchas de su equipo argentino de fútbol, el San Lorenzo; ni los presos a los que cada Jueves Santo les lavó los pies; ni las religiosas que le ayudaron siendo obispo en su país, ni el niño que le preguntó, llorando, si su padre ateo y que acababa de morir, podría ir al cielo. Francisco le aseguró que estaría arriba y él, ahora, ya lo podrá conocer.

Otros millares de personas no participarán en el funeral romano del Papa, tal vez millones. Pero sí estarán algunos de los que le criticaron, lo descalificaron y, visto desde el otro lado, le ayudaron a ser mejor porque los pudo perdonar cuando lo zaherían. Estuvieron Milei, Trump, Meloni, Zelenski, Macrón, los Reyes de España y el heredero británico, entre otras docenas de coches con matrícula diplomática.

En las afueras, los que no contamos ni sumamos, sabemos con certeza que la muerte nos hace perfectos. O casi. Y, para nuestra mayor desgracia, no lo podremos disfrutar. Francisco, que tenía sus defectos, sus ideas y sus limitaciones, desde la Pascua de 2025 roza la perfección. Los que somos humildes por obligación, o falta de oportunidades, sentimos que ni antes era tan regular ni ahora tan excelente.

En el fondo, uno sabe que Jorge estudió en un seminario jesuita que, con algunas diferencias cosméticas, se parecía a mi jovenado de Astorga o al de Santa Fe. Que más que las diferencias o matices materiales, lo que asoma en la superficie es la educación que proporcionaban los frailes a sus descendientes: esfuerzo, trabajo, compañerismo y esperanza de hacer las cosas mejor.

Y es ese poso de fraile, ese zumo de educación lo que al final me queda de Bergoglio: que tal vez se equivocó, seguro y muchas veces, pero que siempre procuró, como millones de frailes, hacer las cosas bien y preocuparse por las gentes que tenía al lado.

 

La imposibilidad de cambiar todo y ahora

El último apunte se refiere a los cambios. Francisco quiso mejorar la economía del Vaticano, pretendió mover algunas ideas dominantes pero dos mil años son mucho tiempo, y más de doscientos Papas anteriores, demasiadas personas. Al final, Jorge ha conseguido acortar los días de exposición de su cuerpo difunto y no ser enterrado en el Vaticano. Lo demás, casi todo lo decidido en sus doce años de mando, se queda al albur del paso de los días y el humor de las personas.

De esta forma, este fraile argentino, que escribía con letra muy pequeña de tamaño, al que nadie citó como candidato al papado en el último cónclave (como sucede con el imprevisto filipino de la novela y película “Conclave”, tan de moda y oportunidad) se nos fue cuando mejor salud tenía, o eso decían. En mayo llegará el sustituto. Hace ya unas semanas, los curas críticos a Bergoglio de Toledo, en torno al grupo de YouTube “La sacristía de la Vendée”, también dejaron de meterse con él. Ya no emiten.

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       LA IGLESIA , LA EMPRESA DE LA PALABRA FERNANDO ÁLVAREZ

                      La Iglesia, la Empresa de la Palabra

 

-Todo empezó de una manera simple y sencilla, como empiezan todos los negocios. Podía decirse que daba la apariencia de una empresita familiar, pero aunque tenía padres y varios hermanos, fue él solo quien creó y desarrolló aquel negocio. Mientras él lo llevó era un negocio de pueblo y para el pueblo y lo más llamativo del mismo y seguramente la razón de su éxito, era que sus clientes eran únicos, gente a la que jamás nadie les había ofrecido nada que se pudiera adquirir porque ellos eran absolutamente  insolventes, una clientela sin duda atípica: pobres de conmiseración, desvalidos,  furcias y chulos, delincuentes de poco pelo, tarados y enfermos de toda lacra, viudas y repudiadas, en definitiva una clientela oprimida, marginada y mal vista por la gente normal, la bienpensante.

 

-¿Y por qué el éxito ya desde el principio? Por el producto que vendía el fundador de aquella empresa, algo muy novedoso y muy propio para la clientela a la que iba dirigido: se trataba de palabras, de palabras de amor y de esperanza, palabras consoladoras de las que carecía aquella clientela y  de las que además estaba muy necesitada. Aquel producto era como un alucinógeno,  como un chute que los transformaba, dejaban de ser escoria humana, casi o peor que animales, y entraban en un estado de beatitud esperanzada.

 

-Pero surgieron las envidias entre empresarios de la palabra de la zona porque les arruinaba el negocio, y se lo  quitaron de en medio clavándolo sobre  un madero…

 

-Pero he aquí que  cayó por el lugar un avispado hombre de negocios que también se dedicaba al comercio de la palabra en otras empresas de la competencia, se percató del capital potencial de la empresa y en seguida se hizo socio del negocio y se puso a reorganizarla, convirtiéndola, de una empresita familiar y local, en una mediana empresaque desbordaba las fronteras locales.. 

 

-Tras muchas persecuciones y dificultades, una gran Multinacional de Multiservicios se percató de la fuerza de aquella mediana empresa que aumentaba continuamente sus bases clientelares, aunque sin duda este crecimiento era debido a la extraña y atractiva calidad del producto que vendía: la palabra.

 

-El Presidente de la Multinacional le hizo una especie de Opa, , entró en el negocio como socio mayoritario y la dotó de la licencia para comerciar en toda su inmensa zona de influencia. Aquello cambió radicalmente a la mediana empresa de la palabra, en adelante sería ya una Gran Empresa de la Palabra

-Con el tiempo la Multinacional decayó y se fragmentó en Empresas Territoriales de Multiservicios  mientras que la Gran Empresa de la Palabra asumió el rol de la Multinacional extinguida y diversificó el negocio autoconcediéndose para sí el título de “Empresa Perfecta”, para sus socios distinguidos el de “Socio Perfecto” y  el de “Socio Infalible” al  SocioPresidente  o CEO de la Gran Empresa de la Palabra…

 

-¿Y qué pasó de aquel producto original, el de la pequeña empresa que tanto sedujo a los clientes más desfavorecidos y que se extendió como la pólvora por la faz de la tierra? : era el verdadero “know-how” de la empresa, el tarro de sus esencias y el “gancho” para captar y conservar clientes. El aparato empresarial, o Iglesia, lo ha conservado como oro en paño conscientes de su valor.

 

-Ahora acaba de morir su último Presidente,  el PAPA FRANCISCO, dejando una estela indeleble de recuerdos del  primer fundador, JESÚS:

Sus palabras y acciones han estado guiadas por las palabras del fundador: defensa de los más débiles y de los más pobres frente a la exhibición  obscena de los superricos y poderosos,  la denuncia de las guerras inhumanas y de exterminio como las de Ukrania o el genocidio israelí sobre Palestina, su gran preocupación por el drama de la emigración, por el maltrato causado al medioambiente que nos da la vida… Siguió las huellas del buen Pastor muy cercano al rebaño y “oliendo a oveja” siendo a su vez un ejemplo viviente de austeridad, sencillez y misericordia  como la tuvo aquel primer empresario de la palabra, dejándonos una invitación entrañable a toda la humanidad::                            

                          “Amaos los unos a los otros como yo os he amado”

Granada, 21 Abril 2025

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