V.- ROMANCERO DE PERSONAJES GRANADINOS de
JUAN JOSÉ GALLEGO TRIBALDOS.
Romances del XLI al L
ROMANCERO DE PERSONAJES GRANADINOS
XLVI-PADRE IGNACIO DE LAS CASAS (Granada1550-1608)
Padre Ignacio de las Casas,
inteligente, erudito,
un jesuita brillante
descendiente de moriscos
que en siglo XVI
tuvo un papel decisivo
en aquello de los Plúmbeos,
al esclarecer el lío
en que se hallaban inmersos
los enigmáticos Libros.
Hijo de familia culta,
vivió sus tiempos de niño
jugando por las callejas
del Albaicín granadino
donde comenzó a estudiar,
con mentores jesuíticos,
la sapiencia de los clásicos
junto al canon humanístico.
En la ciudad de Segovia
jesuita fue ordenado
y el Papa Gregorio XII
le hizo un delicado encargo:
viajar al Oriente Medio
a dialogar con cristianos,
musulmanes y judíos
y establecer unos lazos
que consiguieran la unión
en fraterno apostolado.
También tradujo los cánones
del Concilio de Nicea,
el primigenio ecuménico
que convocara la Iglesia,
en tiempos de Constantino,
el hijo de santa Elena,
cuando Roma aún dominaba
los confines de la tierra.
Máximo conciliador
de cristianos y moriscos,
propuso distintos métodos
a los que estaban previstos
para que dichos conversos
siguieran la fe de Cristo,
ya que a la fuerza acataron
aceptar el cristianismo
al imponer por decreto
el ritual del bautismo.
Para ello tradujo al árabe
los textos del catecismo
ya que a través de su lengua
se educaría a los moriscos
en la religión cristiana
al aprenderla de niños
y así, evangelizarlos
en su lenguaje nativo,
pues ellos no comprendían
el nuevo idioma venido.
Denunció desigualdades
frente a los cristianos viejos,
que eran beneficiados
ante los nuevos conversos
y atacó las estructuras
que defendían privilegios
por la limpieza de sangre
y origen de los ancestros.
Con la lengua de los árabes
él quería evangelizar
pues era la que entendían
los moriscos del lugar
asentados por España,
para así poder llevar
los mandamientos cristianos
al ámbito musulmán.
Su misión fue alternativa
y buscó la conversión
nunca impuesta, sí sincera,
pues con la gracia de Dios
optarían libremente
la substancial decisión
para así abrazar la fe
con convencido fervor.
Era versado en latín,
en árabe y en hebreo,
de saber enciclopédico
con alma de misionero,
asesor de varios Papas,
un jesuita modelo,
teniendo en tierra los pies
y la cabeza en el cielo.
Pedro de Castro, arzobispo,
al padre Ignacio encargara
traducir al castellano,
con la mayor eficacia,
los célebres Libros Plúmbeos,
que crearon suspicacia
desde que fueron hallados
bajo la Torre Turpiana,
sitio en el que se asentó
la mezquita de Granada
allá en los tiempos pasados
de la etapa musulmana,
donde hoy está el Sagrario
cual oasis de bonanza.
El letrado jesuita
demostró la gran patraña
inserta en los libros plúmbeos
que tanta inquietud crearan:
una falsedad rotunda
por moriscos inventada
al buscar ser integrados
en la sociedad cristiana
con similares derechos
e identidad ciudadana.
La máxima jesuítica
que definió al padre Ignacio,
fue no ocultar la verdad
y nunca afirmar lo falso,
“ad maiorem Dei gloriam”
como principio sagrado.
ROMANCERO DE PERSONAJES GRANADINOS
XLV-DON EMILIO OROZCO DÍAZ (Granada1909-1987)
Don Emilio Orozco Díaz,
profesor de gran prestigio,
que en la Facultad de Letras
marcó un histórico hito
estableciendo un nivel
de docencia esmeradísimo
con sus doctas enseñanzas
y un talante receptivo.
Siempre será recordado
el profesor don Emilio
dando clases magistrales,
con su personal estilo
sobre san Juan de la Cruz,
paradigma de lo místico,
o el resto de los autores
de aquellos áureos siglos,
sobre todo, en el Barroco
como espacio preferido.
El santo Juan de la Cruz,
poeta del Renacimiento
en el vergel de la mística,
fue un escritor tan excelso
como la madre Teresa,
“que muero porque no muero”,
imágenes literarias
de éxtasis y arrobamientos.
Los santos Juan y Teresa
entre la tierra y el cielo
donde manaban sus versos
de alegórico embeleso,
pareciendo ser rimados
por juglares arcangélicos.
Don Emilio, bondadoso,
didáctico y comprensivo,
destacaban como rasgo
claramente distintivo
los vastos conocimientos
de un profesor erudito,
entre sus alumnos, siempre,
respetado y muy querido,
comunicando en sus clases
fervoroso magnetismo.
Fue decano don Emilio
de la Facultad de Letras
y ejerció de profesor
en Historia de la Lengua,
asignatura tildada
cual hueso de la carrera
tanto en trasiegos semánticos
como en cuestiones fonéticas
incluyendo los sintagmas,
étimos y desinencias.
Elegancia literaria,
escrupuloso en la métrica,
un léxico muy cuidado
y una lectura correcta,
comprensiva y analítica,
fueron valores e ideas
que don Emilio inculcaba
con proverbial sutileza.
En el Ganivet y Suárez,
centros de enseñanza media
referentes en Granada,
impartió también docencia
en aquel bachillerato
de marcadas exigencias
donde el alumno adquiría,
tanto en ciencias como en letras,
niveles cualificados
en las distintas materias
para en la Universidad
mostrar solvencia académica.
Don Emilio Orozco Díaz,
de retórica sapiencia
que en la ciudad de Granada
dejó una profunda estela,
tanto en la Universidad
como en doctas Academias
tal cual la de Bellas Artes,
o en artículos de prensa,
y revistas literarias
con reflexiones poéticas,
junto a otras publicaciones
que marcaron una época
en aquella facultad
de Filosofía y Letras
ROMANCERO DE PERSONAJES GRANADINOS
XLIV-FRANCISCO MARTINEZ DE LA ROSA (Granada1787-Madrid 1862)
Fue Martínez de la Rosa
un granadino escritor,
controvertido político,
utópico y soñador,
que vivió en el XIX,
periodo de convulsión
como tantos otros tiempos
lo fueron, serán y son
pareciendo que esto es
substancial a lo español.
Por su quehacer literario
nunca alcanzó mucha fama
siendo incluso escarnecido
por el inclemente Larra,
que criticó sus escritos
con dureza extraordinaria,
llegando incluso a excederse
en su actitud lapidaria.
Un político idealista
de actitudes mesuradas
en tiempos ingobernables
en que España era acosada,
primero, Napoleón,
cuyas fuerzas esquilmaban
destruyendo y saqueando
cada rincón de la patria
cual depravados ladrones
de maldad desmesurada.
Luego con Fernando VII
que tanto daño hizo a España
por sus cambios de chaqueta
y crudelísima insania
en la Década Ominosa
que duele hasta mencionarla.
Tras la muerte del tirano,
rigiendo María Cristina,
se encadenaron conflictos
hasta las guerras carlistas
donde miles de españoles
lo pagaron con sus vidas
sin saber cómo y por qué
ni a cuento de qué morían.
Fue Martínez de la Rosa
personaje incomprendido,
que en actitud tolerante
defendió el liberalismo
alejado de violencias
o de cualquier extremismo,
lo que se volvió en su contra
por la culpa del destino
sufriendo encierro en la cárcel
y obligado a irse al exilio.
Diputado en las Cortes
y embajador en Roma
también presidió el Gobierno,
promoviendo las reformas
en la Ley de Educación
y otras leyes españolas,
desde la moderación
siempre en pro de la concordia.
El político escritor,
esclavo de su utopía
y de todos los problemas
que aquello le suponía,
dedicaba todo el tiempo
a las diatribas políticas
dejando lo literario,
esperando que algún día
coger la pluma pudiera
y escribir, como él quería.
El romántico político,
enclaustrado en la prisión
fue el lugar donde iniciara,
con denodado fervor,
una tragedia: “Moraima”,
que apenas entusiasmó
pues su quehacer literario
nunca el éxito alcanzó.
En el exilio compuso
varios dramas y novelas
como “Isabel de Solís”,
la historia de “Abén Humeya”
y la más reconocida
“Conjuración de Venecia”
perteneciendo ésta al género
teatral de la tragedia.
Isabel de Solís fue
una cautiva cristiana,
que, raptada por los moros,
consiguió ser la sultana
disfrutando los placeres
de la corte musulmana
al casarse con Muley
bajo el nombre de Soraya;
pero nunca fue querida
en el reino de Granada,
aunque aún se le recuerda
por una torre en la Alhambra
que mira el Generalife
escuchando cómo el agua
borbotea por las fuentes
con sus tintineos de plata.
No fue una mujer dichosa
la bellísima Soraya
pues todos la despreciaron
dentro y fuera de Granada:
para el islam, una infiel,
en Castilla, renegada.
El morisco Abén Humeya,
cuyo nombre de cristiano
era el muy reconocido
como Fernando de Válor,
se levantó en rebelión,
mas pronto fue asesinado
por su primo Abén Abó
en pleno conflicto armado
y los moriscos rebeldes
acabaron derrotados
una vez que Juan de Austria
tomó las riendas del mando.
En el otro drama histórico
sobre la Conjuración
de la ciudad de Venecia,
se representa el guion
del movimiento romántico
literario y español,
donde Bécquer y Espronceda
son la máxima expresión
aunque el “Don Juan” de Zorrilla
fuese el drama triunfador.
En la obra y en la vida
de Martínez de la Rosa
se aprecia con claridad
la incertidumbre española,
cuando los cambios políticos
se batían como las olas
y las guerras golpeaban
con crueldad desoladora.
ROMANCERO DE PERSONAJES GRANADINOS
XLIII-DOCTOR OLORIZ AGUILERA (Granada1855-Madrid 1912)
Fue don Federico Olóriz
un granadino brillante,
médico e investigador
de las huellas dactilares
que en los procesos forenses
y pesquisas policiales
resuelven tantos enigmas
de forma determinante.
Por eso en la medicina
todos le llaman el “Padre”
de la metodología
con las huellas dactilares,
llamada Dactiloscopia
en glosas profesionales,
y que han sido decisivas
en temas fundamentales
detectando delincuentes,
farsantes y criminales.
Tras acabar la carrera
de medicina en Granada
se especializó muy pronto
en anatomía humana
y dirigió el sanatorio
de la Orden Hospitalaria
que el mismo san Juan de Dios
en nuestra ciudad creara.
Más tarde marchó a Madrid
donde había obtenido cátedra
enseñando anatomía,
pero a la vez estudiaba
y seguía investigando
en virtud disciplinada.
Colaborador y amigo
de quien a Nobel llegara,
cual fue Ramón y Cajal
y entrambos investigaran
temas de antropología
con laboriosa constancia.
En la lucha contra el cólera
que se expandía por España,
el doctor Olóriz tuvo
una función destacada
estudiando tratamientos
para el mal que se cebaba
con las ciudades, los pueblos,
las aldeas más lejanas
donde la gente moría
en total desesperanza.
Miembro de las Academias
de Historia y de Medicina
también dirigió en Madrid
un Museo que contenía
el acervo inestimable
de la antropología.
Un doctor muy reputado
a niveles nacionales
por sus investigaciones
de precisión impecable,
pero poco conocido
aunque dé nombre a una calle
en la Granada que olvida
a sus hijos más cabales,
salvo aquéllos que utiliza
en controversias banales.
Sus científicos estudios,
sus escritos, sus tratados,
su afán investigador,
sus teorías, sus ensayos,
fueron muy reconocidos
y altamente valorados
por eximios analistas
como Menéndez Pelayo.
De don Federico Olóriz
la sociedad ha heredado,
en materia antropológica,
un impagable legado
fruto del tesón y estudio
de un científico abnegado.
El ilustre granadino
debe ser bien recordado,
por lo que este romancero
con justicia lo ha ilustrado
rimando unos octosílabos
en versos asonantados.
ROMANCERO DE PERSONAJES GRANADINOS
XLII-MARILUZ ESCRIBANO PUEO (Granada1935- 2019)
La poesía de Mariluz,
un enjambre de metáforas
donde los versos cimbrean
como aleluyas del alma
mientras se columpia el aire
por el bosque de la Alhambra
irisando mariposas
al vuelo de las palabras.
La poesía de Mariluz,
siempre buscando su infancia,
donde las noches oscuras
esperaban la alborada
para embriagarse en la luz
que, desde Sierra Nevada,
descendía presurosa
hasta encalmarse en Granada.
Una cegadora luz,
tan violenta en las mañanas
para ir deshilvanándose
conforme las horas pasan,
y, que al llegar los ocasos,
muta el rosa en escarlata
incendiando las choperas
cuando el otoño se encalma.
La poesía de Mariluz
siempre buscó la concordia,
sin rencores ni prejuicios,
iluminando las sombras
en concepción humanística
con la verdad de la Historia
aunque fuese, como fue,
la historia más dolorosa.
Una valiente mujer,
Mariluz, la defensora
de derechos ciudadanos
que dignifican personas
cuando están desprotegidas,
abandonadas o solas.
La calidad de los versos
engarzados en sus obras
van diseñando caminos
y prefijando las horas
de poemas intimistas
que nos deslumbran y asombran.
La poesía de Mariluz
al calor de las palabras,
irradiando sentimientos
en dignidad machadiana
con su voz tan personal
y tan limpia su mirada.
En la Normal ejerció
labores de catedrática
en materias pedagógicas
y asignaturas didácticas,
tanto en temarios lingüísticos
como en glosas literarias.
Entre otras publicaciones,
todas ellas muy cuidadas,
“Las canciones de la tarde”,
o sus “Sonetos del alba”
o los “Umbrales de otoño”,
esta obra galardonada
con el Premio de la Crítica
en justicia laureada.
“Geografía de la memoria”,
o su “Azul melancolía”,
“Corazón de la gacela”
y alguna otra antología
son ejemplos emblemáticos
de su selecta poesía
donde esplenden sustantivos
irradiando bonhomía.
En narrativa escribió
los “Diálogos en Granada”
y otras obras sugerentes,
como las “Cartas de Praga”,
del género epistolar
con reflexiones nostálgicas.
Igualmente, sus artículos
en el periódico “Patria”,
también en el “Ideal”
y varios diarios de España
así como en las revistas
de afinidad literaria,
dándole vida a “EntreRíos”,
cuya ruta no fue larga
por esas cosas que ocurren
en la querida Granada.
Es lo mismo que acaeció
con la editorial “Zumaya”,
nacida para albergar
las creaciones literarias
de noveles escritores
que en prosa o verso buscaban
vivificar ilusiones
en edición publicada,
viendo sus nombres impresos
bajo el título, en portada.
Fue Mariluz Escribano
poeta de paz y esperanza,
a sus convicciones, fiel,
sin estar condicionada
por literarios cenáculos
con tendencias prefijadas
que pudieran enturbiar
su voz amistosa y cálida.
En Mariluz, la armonía,
la ética y la palabra
fueron el gran compromiso
de una misión abnegada
por la que siempre luchó
con poética elegancia.
……………………….
Dejaré un silencio en el recuerdo,
sonidos de una voz que fue muy joven,
y un aroma de sándalo y cipreses
para que no me olvides.
(“Cuando me vaya”. Mariluz Escribano)
ROMANCERO DE PERSONAJES GRANADINOS
XLI-FRANCISCO LÓPEZ BURGOS (Granada1921- 1996)
El escultor López Burgos
nació y vivió en Granada
cerca de la Magdalena,
teniendo en calle de Gracia
taller y sede de estudio
este artista que alcanzara
ser el Premio Nacional
de Escultura en España,
aunque aquí no se le ha dado
su merecida importancia,
al anteponer prejuicios
de tendencias trasnochadas,
demostrando que esta tierra,
más que madre, es madrastra
para algunos de sus hijos
que en arte o ciencia destacan.
Escultor de la ternura,
como también se le llama,
comunica sutileza
embebida de elegancia;
inteligente y simpático,
con un alma solidaria
sellando en sus esculturas
el talante y la bonanza
del artista consumado
en imágenes, en tallas
y en los bustos bien labrados
con maneras delicadas.
Su imagen más conocida
se yergue airosa en la Sierra,
a tres mil metros de altura
justo al lado del Veleta:
es la Virgen de las Nieves
aureolada de belleza
teniendo un niño en los brazos,
que con los guiños de estrellas
se ha dormido dulcemente
en la materna tibieza.
El ropaje de la Virgen
es una capa de nieve
que por asunción la encumbra
en alegoría turgente,
mientras los vientos se agitan
del Mulhacén al Trevenque
abanicando neveros
con salmodias ascendentes
desde angostas barranqueras
a los espacios celestes.
Labró el escudo de bronce
del monumento erigido
a la gran reina Isabel
junto a Colón, el marino,
cuando a éste le otorgaba
los pertinentes permisos
para viajar a las Indias
por rumbo desconocido.
Fue también quien modeló
el rostro de la Tarasca
que en los festejos del Corpus
se pasea por Granada
anticipando la moda
de la anual temporada.
En plaza Bibataubín,
la enternecedora estampa
de una niña pensativa
ensimismada en su infancia
danzando en el laberinto
de sus ensueños de nácar,
siendo su hija el modelo
que para el padre posara.
En la Casa de los Tiros,
otra conocida estatua
que en la ciudad de Sevilla
fuera primera medalla
de una magna exposición
en su tiempo muy afamada:
es la “Niña del Columpio”
que se mece con prestancia
mientras juguetea la brisa
entre el cabello y su falda.
Suyo es un Crucificado,
en talla policromada,
que transmite devoción
a través de la mirada
y una Virgen Milagrosa
emanando luz del alba
albergada en un colegio
de pedagogía cristiana.
San Juan de Dios, fray Leopoldo,
tronos, retablos y tallas,
imágenes religiosas,
sus esculturas mundanas,
esculpidas con estilo
y maestría consumada.
En la ciudad de Marbella,
frente a la arena dorada,
la Venus de López Burgos,
emergente sobre el agua,
es un icono emblemático
de este litoral de Málaga.
Las obras de López Burgos,
altamente valoradas
tras rebasar el Atlántico,
en tierras americanas,
donde fue reconocido
y sus piezas demandadas
alcanzando más prestigio
que el obtenido en Granada.
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